“Cuando cambias la manera de mirar las cosas, las cosas que miras, cambian”.
Wayne Dyer
Si te preguntasen «qué esperas de la vida» es probable que tu respuesta esté relacionada con el deseo de sentirte bien y ser feliz y evitar cualquier tipo de sufrimiento e incomodidad. Esto es lógico y legítimo. Sin embargo, este pensamiento implica el velado conflicto entre ver las cosas como son y no cómo nos gustaría que fueran. Esto puede implicar percibir nuestra vida como insatisfactoria.

Es bueno tener metas, el deseo de superarse, querer mantenerse en forma, seguir una dieta sana, lograr unos ingresos mayores, etc. El malestar se produce en la manera de tratarnos para llegar a lo que deseamos. Podemos tener un estrés bueno (eustrés), que nos motiva con alegría y entusiasmo, y un estrés malo (distrés): ansiedad derivada de preocupaciones, exigencias y expectativas inadecuadas.
Normalmente, somos víctimas del distrés y lo manifestamos en muchas ocasiones y en piloto automático, es decir, sin darnos cuenta: conduciendo nuestro vehículo, en el trabajo, con nuestros seres queridos, etc. y que recae en nosotros mismos con úlceras, lumbalgias, insomnio, hipertensión, colesterol, etc. Es decir, perdemos la paz interior a favor de un alto grado de ansiedad.
Para mitigar el estrés y encontrar la paz y el bienestar, nace el Mindfulness o Atención Plena: la técnica milenaria de tradición oriental ampliamente investigada, experimentada y avalada en ensayos y estudios científicos. A través de su práctica se descubre una forma nueva y mucho más enriquecedora de relacionarnos con nosotros mismos, con otras personas y con la propia Vida. De ahí emerge su extraordinario valor y su gran capacidad para transformar cada aspecto de nuestra existencia: representa una forma diferente de vivir.
“Prestar atención con un propósito, en el momento presente y sin juzgar”. Esta es la definición dada por Jon Kabat-Zinn que resume la esencia del Mindfulness.
El propósito de estar atento al momento presente, a lo que sucede en nuestro cuerpo-mente con una actitud amable, curiosa y compasiva, consiente percatarnos de cuando nuestra mente dualista enfocada al desempeño se encuentra vagando, saltando de un pensamiento a otro sin control. En este contexto perdemos el vínculo con la única realidad, la del momento presente, el único momento en el cual podemos contactar con la dimensión profunda de la existencia donde habitan la alegría imperdurable, la serenidad, la creatividad y la sabiduría.
¿Qué NO es Mindfulness?
- No es relajación
- No es una técnica de afrontamiento
- No es suprimir las emociones
- No es dejar la mente en blanco
- No es escapar del dolor
- No es buscar el éxtasis o la iluminación
- No es apartarse de la vida terrenal
Distintos estudios han evidenciado que la práctica de Mindfulness:
- Reduce el estrés, la ansiedad, los síntomas de depresión, la reactividad, los patrones de comportamiento disfuncionales y la tendencia a distraerse (tanto de estímulos internos como externos);
- Mejora la concentración, la atención, la memoria de trabajo, la capacidad de darse cuenta o ser consciente, la capacidad de manejar las emociones, el autocontrol, la empatía y la comprensión hacia los demás, la autoestima, el rendimiento laboral y académico y el sueño;
- Desarrollar habilidades naturales de resolución de problemas, incluso de conflictos.
- Nos hace lograr una mayor tranquilidad y relajación.
Beneficios del Mindfulness
• A nivel físico
1.- Se potencia el sistema inmunitario y la producción de anticuerpos (atenuación de la secreción de cortisol en respuesta al estrés).
2.- Produce vitalidad a la vez que un estado relajado.
• A nivel cognitivo
3.- Nos permite llegar a captar la realidad por una parte y, por otra, a la forma en que nuestra mente la distorsiona.
4.- Concentración.
5.- Calma.
6.- Serenidad y Paz.
7.- Claridad.
• A nivel emocional
8.- Empatía.
9.- Restablecimiento del equilibrio emocional.
10.- Favorece los estados de ánimo positivos.
11.- Buena capacidad de hacer frente a emociones y situaciones negativas.
• A nivel relacional
12.- Se facilita el autoconocimiento a través de la comprensión de la propia experiencia.
13.- Fomenta una actitud básica de respeto y amor hacia sí mismo/a y hacia todos los seres.
14.- Favorece las relaciones sanas entre individuos a través de una serie de mecanismos, como son la empatía incrementada y el equilibrio emocional.
Por supuesto que a nadie se le ocurre pensar que el Mindfulness lo resuelve todo, pero si que tiene un poderoso valor para experimentar con más plenitud eso tan maravilloso a lo que llamamos vida. No en vano, uno no deja de preguntarse cómo es que algo capaz de proveer de claridad mental, serenidad y equilibrio a nuestras vidas, no sea la práctica habitual, como el respirar, de todo ser humano.
En la práctica del Mindfulness no se pretende alcanzar una meta, sino mas bien es seguir un propósito. Y éste último será todo un descubrimiento.
Por cuanto se explique en qué consiste el Mindfulness, nunca se llegará a entenderlo hasta que se practique. De la misma manera que por cuanto estudiemos la mecánica de un coche y aprendamos el código vial, no será hasta que conduzcamos para darnos cuenta lo que supone saber conducir.Por supuesto que no hay que tener la expectativa de que la realidad cambie o que sea la lámpara mágica de Aladino, sin embargo, la práctica del Mindfulness abre una puerta a una nueva y renovada perspectiva de experimentar con más plenitud eso tan maravilloso a lo que llamamos vida.
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